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lunes, 5 de octubre de 2009
sábado, 3 de octubre de 2009
ME ROMPÍ LA CABEZA
La última pagina de mi libro la escribí el dia que conoci a Maria.
Eso fue hace dos meses atrás.
No es que no haya ocurrido nada interesante en todo este tiempo, sino que simplemente decidí tomarme unas vacaciones hasta tener otra anécdota de suficiente calidad para compartir con ustedes, mis amigos.
Estuve esperando algo grande, algo significativo, un quiebre...
Y me rompí el cuello
Tenía que ser algo de ese calibre, si, señoras y señores: Me fracturé la Columna Cervical al saltar de clavado en un río de noche...
Pero no se asusten: la única secuela fue una lección de vida del tipo ^aprende a ser mas conciente de tus actos^, y un cuello ortopédico incomodándome por los próximos 90 días...
Todo comenzó un sábado por la mañana. (María y yo) tomamos el ómnibus que nos llevaría desde el centro de la ciudad de Cuiabá hasta el ¨Distrito da Guia¨, un pequeño pueblo en las afueras de la capital matogrossense.
Llegamos alrededor del mediodia y bajamos directo al río. El balneario principal consta de una pequeña playa de piedras y arena, dos bares y un puente del cual los ¨rapaizes¨(muchachos) saltan haciendo agraciadas piruetas y cayendo al agua.
Armamos nuestra carpa bajo un hermoso árbol a orillas del rio, dimos un chapuzón y fuimos a conocer el pueblo.
Caminos de tierra, casas de campo y muuuucha fruta. Una variedad increíble de formas, colores y sabores exóticos: cajú vermelho, cajú amarelo, coco, açerola, manga rosa, manga laranja, carambola, mamão... Ninguna de ellas crece en la tierra donde yo nací.
La gente también nos recibió con la mejor; -no muchos extranjeros barbudos visitan este tipo de pueblos menores-, y mayor aún es el asombro de esa gente cuando ven que uno lleva una guitarra! De ningun lado te dejan ir sin antes cantar algunas tonadas para alegrar el día.
Todo venía saliendo perfecto: rio, sol, frutas, risas, María y yo juntos, todo un cuento de hadas... pero todos sabemos que nada es perfecto. Algo feo tenía que suceder.
Ya estaba anocheciendo cuando entramos a la carpa para tener un poco mas de privacidad.
No voy a entrar en detalles, sólo basta con decir que una carpa de nylon con una pareja de enamorados se puede tornar algo extremadamente caliente. Llegó un punto en que eso era literalmente un SAUNA. El sudor goteaba en litros y litros. Ahi ya no aguanté más: me calcé el short, abrí la carpa y salí corriendo en dirección al rio, sin prestar atención a María que me advertía: ¨Eugenio! No saltes! Es peligroso!¨
Demasiado tarde
Salté de clavado sin siquiera imaginar que podría haber una roca gigante debajo.
El golpe fue bien en la punta de la cabeza. Por un segundo todo se apagó, como cuando se corta la luz en una casa.
Y pensé: ¨Estoy vivo o muerto?¨
Aún hoy me pregunto porqué Dios insiste tanto en que yo siga vivo.
Me dio la fuerza suficiente para arrimarme a la orilla y gritar:¨
¨MARÍAAAA!!! AYUUUDAA!!! ME ROMPÍ LA CABEZAAAA!!!
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